La pluma y el cuchillo: la asesina de Marat.

 María Fernanda Paz Salgado.


Fue el 13 de julio de 1793 cuando Jean-Paul Marat, dueño del periodico El amigo del pueblo y notable apasionado del régimen del Terror, sería asesinado en la bañera de su propia casa en París a manos de una extraña mujer con la que había acordado reunirse para discutir la publicación del nombre de supuestos traidores a la Revolución. Su muerte marcó uno de los sucesos más memorables del periodo del Terror, inmortalizado en la pintura de Jacques-Louis David y sobreviviendo en la memoria popular como uno de los más grandes mártires de la Revolución, elevado al grado de casi ser considerado un santo por los jacobinos y los sans-culottes. El asesinato de Morat solamente sirvió para engrandecer su nombre y asegurar su permanencia en la memoria popular francesa, para contrariedad de su asesina que sería guillotinada tan sólo 4 dias despues. 


¿Quién era esta mujer y qué clase de rencor mantenía contra Marat que la llevó a abandonar su hogar en Caen para cometer su homicidio en París?


El nombre de la famosa asesina era Charlotte Corday, hija de un humilde hombre de moderada fortuna que contribuyó a su formación intelectual a través de los textos ilustrados de Rousseau y Montesquieu, así como bisnieta del famoso escritor Pierre Corneille. Nacida el 27 de julio de 1768,  fue educada en el convento Abbaye-aux-Dames junto a sus hermanas desde la edad de 13 años hasta los 21, cuando los conventos fueron suprimidos por orden del nuevo gobierno revolucionario. Su tía, Madame de Bretteville, se encargaría de acogerla en su hogar. Sería esta etapa de su vida cuando entraría en contacto con el movimiento girondino, detractores de los jacobinos y que veían en la figura de Marat uno de los más grandes males que impedian llevar la paz a Francia.


Los años siguientes a 1789, Corday asistiría asiduamente a las reuniones de girondinos proscritos en los que estos relataban sus experiencias y la situación de los disturbios y arrestos en masa en París. A raíz de estos relatos, es probablemente que en su mente comenzase a gestarse la idea de que Marat,como uno de los defensores más apasionados del régimen y que publicaba constantemente listas de nombres de individuos que consideraba traidores a la revolución (y que por lo tanto debían ser ejecutados), debía ser eliminado para volver a reestablecer la paz.


El 9 de julio abandonó Caen con rumbo a París, donde contactó  a Marat mediante misivas en las que le hacía saber su necesidad por mostrarle una lista con los nombres de supuestos traidores a la patria. Finalmente su encuentro tuvo lugar el 11 del mismo mes en la casa del propio Marat, quien debido a su política de puertas abiertas acostumbraba recibir en su hogar a cualquiera que buscase proporcionarle información para su periodico.


Las versiones difieren sobre si Corday esperó a darle la supuesta lista a Marat antes de asesinarlo o si se lanzó contra él en el momento en que tuvo la oportunidad. Lo único que coinciden es que la joven de casi 26 años usó un cuchillo para realizar su crimen, tras el cual sería detenida y conducida a la cárcel Abbaye en donde sería interrogada y juzgada. 


Fue guillotinada el 17 de julio. El ayudante de su verdugo, un ferviente maratista, abofeteó su cabeza cercenada frente a la multitud, acto que le valió ser encarcelado por la ofensa ante la entereza que había mostrado la mujer durante todo el proceso. Los opositores jacobinos, deseosos de mancillar aún más su reputación, extendieron el rumor de que la mujer había mantenido numerosos romances con varios hombres y que fue debido el amor a uno que había llevado a cabo tal crimen. Para corroborar los rumores, se ordenó hacer una autopsia a su cuerpo que confirmó que esta había muerto siendo virgen, para decepción de los jacobinos. Fue enterrada en el cementerio de La Madeleine y posteriormente trasladada en 1794 a las Catacumbas de París. Su cráneo sería guardado por Charles-Henri Sanson y entregado al secretario de Danton, luego adquirido por la familia Bonaparte y finalmente por los descendientes del conde Radziwill desde 1859.



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